LOS MEDIOS, EL TAXISTA Y LAS PIZZAS

Mariana Sidoti
4 min readNov 19, 2020

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Desde hace varios días, cada dos o tres horas, pum: un medio de comunicación republica la nota de la chica y el taxista que hablaba de comida. No ponen fechas, usan emojis de sorpresa o de duda, hacen un resumen del caso en dos líneas. Portales nacionales, provinciales y locales, y no precisamente de Santa Fe ni de Rosario, republican y republican la nota, con espaciados realmente cortos de tiempo. Me aparecen en el inicio de Facebook porque sigo a muchos de estos medios; pero otros ponen pauta en la nota y por eso me aparecen igual. Retuerce el estómago ver cómo abonan las emociones violentas siempre latentes de lxs usuarixs y lucran con ellas con total impunidad. Lo que pasó es terrible, es el resultado de un estado de persecución permanente en el que vivimos las mujeres, y no -como quieren vender- de una presunta sed de venganza feminista.

Yo viví situaciones violentas en taxis y también muchas de mis amigas. Me ha pasado de tener que bajarme en un taxi prácticamente en movimiento, me ha pasado que taxistas me persigan por la calle, a una amiga le ha pasado que un taxista directamente se le abalanzó y quiso forzarla a besarlo. No es una cuestión de “taxistas”, es una cuestión de varones prestando un servicio privado a mujeres bajo una relación de poder, de quien traslada vs. quien es trasladada, de quien tiene la capacidad de frenar la máquina vs. quien se deja llevar. Todo eso cimentado en una cultura patriarcal, paternalista y prescindente del consentimiento de las mujeres y de cualquier feminidad.

Nadie buscaría lucrar dando lástima por redes sociales para incomodar y escrachar a un pobre laburante que no sabe qué pasar a buscar por la pizzería. La piba debe estar sintiéndose como la mierda, y es lógico porque está siendo difundida y denunciada en cientos de medios de comunicación, que sacan rédito de su dolor “equivocado” y reproducen la creencia ¿popular? de que queremos vengarnos de nuestra opresión histórica acusando de violentos a hombres inocentes.

Cuando no sabés si una pizza es una pizza o un código de trata de personas hay muchos factores que entran en juego, no solo el nivel de persecución que sentís en tu cabeza sino las experiencias previas, lo que le pasó a la amiga de tu amiga, todos esos casos de otras ciudades de los que te enteraste, etcétera. No saber si una pizza es una pizza o un código de trata de personas es muy similar a no saber si ese taxista que te lleva a tu casa está agarrando por esa calle para hacer un atajo o para llevarte a otro lugar. Es muy similar a no saber si el “cerrá bien mi amor” es un pedido paternal o una lanzada peligrosa, algo que solo podrás comprobar realizando el viaje; es muy similar a no distinguir, por lo menos en un primer momento, entre un automóvil viejo y cansado y un pajero que quiere perseguirte mientras caminás.

Lo que le pasó a esta piba es lo peor que le puede pasar a una mujer en este momento histórico: denunciar y que sea falso. Que podría haberse calmado después de bajar del taxi, y no haber grabado y publicado ese video, eso seguro. Seguro que había muchas otras opciones a considerar en el momento, ella eligió esa y el hombre tuvo que salir a aclarar su inocencia. Hasta ahí podría haber sido un asunto semiprivado, del cual se ocuparan medios locales, quizás algún que otro medio nacional. Pero el tsunami que representan las notas virales y emocionales como esta hacen que el dolor, el arrepentimiento y la defensa del denunciado y hasta de sus familiares viajen a la velocidad de la luz y lleguen a la vista de cientxs de indignadxs que responderán, se sabe, de la misma manera. Lucrar de esa forma con el dolor de las personas no debería ser legal. Acúsenme de exagerada, de intervencionista, acúsenme de lo que quieran. Si esto sigue así, en unos años la realidad que replican los medios ni siquiera va a ser una copia burda de la realidad. Va a ser un espejo lisérgico diseñado para arrancar de nosotrxs lo peor, lo más bajo, lo más punitivo. Me quedo con la aclaración de la hija del taxista:

“Yo la comprendo porque soy joven y pueden pasar situaciones como las que ella denuncia, pero mi papá solo intercambiaba mensajes con mi hermano porque hablaban de comida”.

Listo. Para los medios esta cita también debería ser suficiente.

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Written by Mariana Sidoti

periodista en crisis. no importa cuándo leas esto.

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